Durante meses, Alicia construyó en silencio…

No una maqueta. No un plano. Sino una de las obras más complejas de su vida: su TFG.

Mientras otros dormían, ella trazaba. Mientras el mundo seguía, ella proyectaba. Los días eran estructuras inestables. Las noches, largas vigas de insomnio… Entre dudas y nervios, dibujó su constancia línea a línea.

Mañanas de bibliotecas entre bloques mentales, como si fueran de hormigón, que se alzaban en su camino… pero detrás de cada muro, latía una historia: una estudiante enfrentándose a sus propios cimientos, redibujándose cada día. No faltaron los derrumbes. Los temblores. Los días en que todo parecía inclinarse hacia el colapso. Pero Alicia siguió, levantando su obra con voluntad de acero.

Y ahora, el contador marca lo inevitable: El instante en que coloca la última piedra. El instante, en el que entrega su TFG. Y queda libre.

Libre para respirar. Para celebrar. Para entrar, por fin, en un espacio sin presión, sin planos, sin entregas. Un espacio donde la única estructura… es la de una Web con un gran plan, con una celebración merecida…